Hola, chicas:
Como os prometimos, aquí tenéis la segunda entrada de nuestra guía de viaje de Oslo.
Podéis leer la primera parte *aquí*.
Día 2.
Comenzamos nuestro segundo día en la capital noruega visitando el Ayuntamiento, sede de la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz cada 10 de diciembre.
Como ya sabréis, todos los demás se entregan en el Ayuntamiento de Estocolmo, que también visitamos en su día.
Las pinturas en su interior, obra del artista Henrik Sorensens hacen referencia a la historia, leyendas y los valores del pueblo noruego.
Tuvimos la suerte de contar con una visita guiada gratuita de 15 minutos de duración, así que no, todavía no tuvimos que activar nuestra Oslo Pass.
A continuación, visitamos el Museo del Premio Nobel de la Paz, cuyo edificio fue el emplazamiento original de la Bolsa.
La primera exposición que vimos estaba centrada en los efectos del cambio climático, y daba algunas pinceladas de cosas que todos podemos hacer para frenar las emisiones de CO2.
Podemos decir sin temor a equivocarnos que los noruegos predican con el ejemplo (su *fondo soberano* también es de gran ayuda).
Hemos visto más vehículos eléctricos durante nuestra estancia en Oslo de los que hemos visto y veremos en España en mucho tiempo.
Este que veis en la foto, además de eléctrico, es autónomo. ¿Alguien da más?
En la segunda exposición, pudimos conocer un poco sobre los galardonados con el Premio Nobel de la Paz.
Esto que os vamos a decir ahora os puede parecer una tontería.
El papel pintado que decoraba las salas tenía las caras de los galardonados.
Supongo que esto no sólo nos resultó curioso a nosotras. Tanto es así, que en la tienda del museo se venden rollos de papel de regalo con esta decoración, además de un montón de artículos sostenibles de lo más curioso, como tazas hechas con posos de café prensados entre otras cosas.
Decidimos parar a comer en unos puestos callejeros junto al puerto, pues después íbamos a coger un crucero turístico para recorrer el fiordo de Oslo, que *entraba* con nuestra Oslo Pass de 72 horas.
De este cartel que veis, nos llamó la atención el kebab de reno, y desde luego estaba buenísimo, aunque bastante caro para ser comida de un puesto callejero.
La carne de reno tiene un sabor muy intenso.
Después de comer, cogimos el crucero; bueno, más bien, fue minicrucero. Era el último del día y no hacía el recorrido completo, sino sólo una pequeña parte: desde el muelle de Ópera hasta el del Ayuntamiento. Al menos el billete es válido 24 horas, por lo que podéis subiros al día siguiente otra vez si lo deseáis.
Fuimos caminando hasta la Ópera.
Es un edificio muy vanguardista, hecho con mármol de Carrara, que recuerda a un iceberg.
Subimos la rampa que lleva hasta la azotea, desde donde se tiene una vista espectacular de Oslo durante todo el año.
Había un montón de gaviotas, tan acostumbradas a los turistas que, literalmente, se posan a escasos centímetros de uno.
Después de tomar algo fresquito en una cafetería dentro del edificio de la Ópera, decidimos dar por terminado nuestro segundo día de turismo en la capital noruega.
Hasta la próxima entrada.
Como os prometimos, aquí tenéis la segunda entrada de nuestra guía de viaje de Oslo.
Podéis leer la primera parte *aquí*.
Día 2.
Comenzamos nuestro segundo día en la capital noruega visitando el Ayuntamiento, sede de la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz cada 10 de diciembre.
Como ya sabréis, todos los demás se entregan en el Ayuntamiento de Estocolmo, que también visitamos en su día.
Las pinturas en su interior, obra del artista Henrik Sorensens hacen referencia a la historia, leyendas y los valores del pueblo noruego.
Tuvimos la suerte de contar con una visita guiada gratuita de 15 minutos de duración, así que no, todavía no tuvimos que activar nuestra Oslo Pass.
A continuación, visitamos el Museo del Premio Nobel de la Paz, cuyo edificio fue el emplazamiento original de la Bolsa.
La primera exposición que vimos estaba centrada en los efectos del cambio climático, y daba algunas pinceladas de cosas que todos podemos hacer para frenar las emisiones de CO2.
Podemos decir sin temor a equivocarnos que los noruegos predican con el ejemplo (su *fondo soberano* también es de gran ayuda).
Hemos visto más vehículos eléctricos durante nuestra estancia en Oslo de los que hemos visto y veremos en España en mucho tiempo.
Este que veis en la foto, además de eléctrico, es autónomo. ¿Alguien da más?
En la segunda exposición, pudimos conocer un poco sobre los galardonados con el Premio Nobel de la Paz.
Esto que os vamos a decir ahora os puede parecer una tontería.
El papel pintado que decoraba las salas tenía las caras de los galardonados.
Supongo que esto no sólo nos resultó curioso a nosotras. Tanto es así, que en la tienda del museo se venden rollos de papel de regalo con esta decoración, además de un montón de artículos sostenibles de lo más curioso, como tazas hechas con posos de café prensados entre otras cosas.
Decidimos parar a comer en unos puestos callejeros junto al puerto, pues después íbamos a coger un crucero turístico para recorrer el fiordo de Oslo, que *entraba* con nuestra Oslo Pass de 72 horas.
De este cartel que veis, nos llamó la atención el kebab de reno, y desde luego estaba buenísimo, aunque bastante caro para ser comida de un puesto callejero.
La carne de reno tiene un sabor muy intenso.
Después de comer, cogimos el crucero; bueno, más bien, fue minicrucero. Era el último del día y no hacía el recorrido completo, sino sólo una pequeña parte: desde el muelle de Ópera hasta el del Ayuntamiento. Al menos el billete es válido 24 horas, por lo que podéis subiros al día siguiente otra vez si lo deseáis.
Fuimos caminando hasta la Ópera.
Es un edificio muy vanguardista, hecho con mármol de Carrara, que recuerda a un iceberg.
Subimos la rampa que lleva hasta la azotea, desde donde se tiene una vista espectacular de Oslo durante todo el año.
Había un montón de gaviotas, tan acostumbradas a los turistas que, literalmente, se posan a escasos centímetros de uno.
Después de tomar algo fresquito en una cafetería dentro del edificio de la Ópera, decidimos dar por terminado nuestro segundo día de turismo en la capital noruega.
Hasta la próxima entrada.
Hi girls,
As promised, here we are again with the second part of our Oslo travel guide.
You can read the first part *here*.
Day 2.
We started our second day in Oslo visiting the City Hall, where the Nobel Peace Prize ceremony takes place every December 10th.
As you already know, the rest of the Nobel Prize categories are given at Stockholm City Hall, that we also visited a few years ago.
The paintings by Henrik Sorensens inside depict scenes from Norwegian history, values and legends.
We were lucky enough to join a free 15-minute-long guided tour, so we didn't have to activate our Oslo passes yet.
When we were done, we headed to the Nobel Peace Centre. located in the former Stock Exchange building.
The first exhibition highlighted the effects of climate change and offered a glimpse at things we can all do to slow it down and reduce our carbon footprint.
We can safely say that Norwegians definitely practise what they preach and go the extra mile to set a good example, although their *sovereign fund* is a great help when it comes to that.
We have seen more EVs than we are likely to ever see here in Spain -at least for many years to come.
The one you can see in the pic on the left, is both electric and self-driving. Can anybody do it better?
The second exhibition provided some insight into the Nobel Peace prize laureates themselves.
And here comes a fun fact you may find silly: the wallpaper decorating some of the rooms was printed out with the winners' faces. We probably weren't the only ones noticing this, since the stuff was available for purchase at the gift shop, together with the wrapping paper version and many eco-friendly gifts such as cups, saucers and other items made from compressed coffee grounds, among other things.
It was lunchtime already, so we stopped at an outdoor food court by the harbour. It was quite convenient too, since we intended to go on a boat ride across the Oslo fjord next.
We ordered a reindeer kebab which caught our eye the most from all the offerings. It was delicious although too pricey for street food.
Reindeer meat has a very intense flavour. As far as prices go, you need to remember that this is Norway, not famous for being friendly on a traveller's budget.
Right after lunch we got on the sightseeing boat trip mentioned earlier that was *included* with our 72-hour Oslo passes, on a traditional sailing ship.
Sadly, it was the last departure of the day and the tour was shorter than normal, only from the Opera House to the City Hall. The good thing is that the ticket is valid for 24 hours, so you could hop on the boat again the next day.
Back on land, we took a leisurely walk to the Opera House, an impressive Carrara marble construction located right at the harbour, with an angled, white exterior that appears to rise from the water like an iceberg. It invites visitors to climb its roof and enjoy panoramic views of Oslo and the fjord, all year round.
Seagulls are a common sight and are so used to tourists that will literally stand right next to you for minutes.
After having a cold drink at the café inside the Opera House we decided to call it a day, so that was what we got round to seeing on our second day in the Norwegian capital.
See you on the next post.
As promised, here we are again with the second part of our Oslo travel guide.
You can read the first part *here*.
Day 2.
We started our second day in Oslo visiting the City Hall, where the Nobel Peace Prize ceremony takes place every December 10th.
As you already know, the rest of the Nobel Prize categories are given at Stockholm City Hall, that we also visited a few years ago.
The paintings by Henrik Sorensens inside depict scenes from Norwegian history, values and legends.
We were lucky enough to join a free 15-minute-long guided tour, so we didn't have to activate our Oslo passes yet.
When we were done, we headed to the Nobel Peace Centre. located in the former Stock Exchange building.
The first exhibition highlighted the effects of climate change and offered a glimpse at things we can all do to slow it down and reduce our carbon footprint.
We can safely say that Norwegians definitely practise what they preach and go the extra mile to set a good example, although their *sovereign fund* is a great help when it comes to that.
We have seen more EVs than we are likely to ever see here in Spain -at least for many years to come.
The one you can see in the pic on the left, is both electric and self-driving. Can anybody do it better?
The second exhibition provided some insight into the Nobel Peace prize laureates themselves.
And here comes a fun fact you may find silly: the wallpaper decorating some of the rooms was printed out with the winners' faces. We probably weren't the only ones noticing this, since the stuff was available for purchase at the gift shop, together with the wrapping paper version and many eco-friendly gifts such as cups, saucers and other items made from compressed coffee grounds, among other things.
It was lunchtime already, so we stopped at an outdoor food court by the harbour. It was quite convenient too, since we intended to go on a boat ride across the Oslo fjord next.
We ordered a reindeer kebab which caught our eye the most from all the offerings. It was delicious although too pricey for street food.
Reindeer meat has a very intense flavour. As far as prices go, you need to remember that this is Norway, not famous for being friendly on a traveller's budget.
Right after lunch we got on the sightseeing boat trip mentioned earlier that was *included* with our 72-hour Oslo passes, on a traditional sailing ship.
Sadly, it was the last departure of the day and the tour was shorter than normal, only from the Opera House to the City Hall. The good thing is that the ticket is valid for 24 hours, so you could hop on the boat again the next day.
Back on land, we took a leisurely walk to the Opera House, an impressive Carrara marble construction located right at the harbour, with an angled, white exterior that appears to rise from the water like an iceberg. It invites visitors to climb its roof and enjoy panoramic views of Oslo and the fjord, all year round.
Seagulls are a common sight and are so used to tourists that will literally stand right next to you for minutes.
After having a cold drink at the café inside the Opera House we decided to call it a day, so that was what we got round to seeing on our second day in the Norwegian capital.
See you on the next post.
En Cádiz convivimos con las gaviotas, me ha hecho mucha gracia ver una gaviota noruega por aquí. Nosotros este verano hemos estado en la República Checa, creo que ya te lo comenté, pero Noruega es un destino que también me apetece.
ResponderEliminarUn besito.
que guay, deseando leer más sobre vuestro viaje
ResponderEliminar@ Noelia Cano: Lo que más nos llamó la atención fue que no se inmutaban aunque estuvieras a menos de un metro de ellas. Praga es una ciudad preciosa, también Karlovy Vary. Nos debes a tus seguidores una entrada sobre tus vacaciones. ;)
ResponderEliminar@ Saruski: Ya estamos trabajando en la siguiente entrada y también en la del hotel, aunque quizá las intercalemos con otras para que no se haga pesado.