Hola, chicas:
No sabéis el tiempo que llevaba queriendo escribir esta entrada, pero lo he ido dejando y como siempre, a este paso, seguiréis leyendo entradas sobre nuestro viaje veraniego en Navidad.
A diferencia de lo que hemos hecho siempre, en esta ocasión nos aventuramos a reservar por Internet. Estuvimos mucho tiempo haciendo una estupenda selección de hoteles, en una lista que luego no encontramos, así que, vuelta a empezar.
Buscar hotel en Londres es una tarea sin fin, siempre dudando entre pagar por una habitación más pequeña pero más céntrica o elegir algo más apartado pero más cómodo.
Leer opiniones tiene su riesgo también: un mismo hotel puede tener reseñas estupendas y horribles a la vez y no sabes qué hacer.
Al final, decidimos ir a lo seguro y reservar algo con el respaldo de una cadena hotelera y el elegido fue el Holiday Inn Express Earls Court. Que su nombre no os confunda, la parada de metro más cercana NO es Earls Court.
La reserva en Booking para 2 personas en habitación doble, durante 7 noches nos salió por 997 libras. En esta ocasión, sí que nos beneficiamos del desplome de la libra tras anunciarse el Brexit.
La llegada al hotel fue un poco accidentada. Nuestro plano no era muy completo, no nos dieron buenas indicaciones y tardamos bastante en localizar el hotel. Curiosamente el primer instinto de Marox al salir de la estación de West Brompton fue girar a la izquierda, al ver la torre de un hotel, que si bien no era el nuestro, estaba en esa dirección.
Al llegar, Gennaro y Tina nos ayudaron a hacer el checking. Gennaro incluso atendió a mis padres por teléfono, preocupados por sus whatsapp ignorados. ¡Es que estábamos muy ocupadas encontrando el hotel y tirando de las maletas!. Nuestros padres no hablan inglés, así que supongo que vieron los cielos abiertos cuando Tina les pasó con Gennaro, que sí que hablaba algo de español.
Nuestra habitación, la 419, estaba bastante bien. Era tranquila, estaba limpia y era lo suficientemente grande para moverse por ella, aún teniendo las maletas por ahí.
Nos llamó la atención que el secador de pelo era bastante potente: parecía uno doméstico, fijado a la pared. Incluso tenía difusor, cosa nunca vista en un hotel. Las chicas de pelo rizado también existimos, muchas gracias.
La limpieza de la habitación se extendía también al hervidor de agua: estaba tan impoluto que hasta lo usamos. En otros hoteles da asco verlo.
No teníamos minibar, así que procurábamos comprar al día o productos no perecederos. Una pena que no tengan una mininevera.
Otra pega son los colchones. Eran durísimos, tanto que Marian no pegó ojo la primera noche. A la mañana siguiente, se lo comentamos a Tina en recepción, por si había habitaciones con otro tipo de colchón, pero al ser todas iguales, nos ofreció decirle a las camareras que nos pusieran un segundo edredón encima del colchón, que suavizara un poco esa dureza. Agradecimos que buscara una solución y que se preocupara de que finalmente nos lo pusieran.
En cuanto al baño, la puerta nos pareció de lo más ingeniosa. Veréis: había un marco a la entrada del baño y otro en el espacio reservado al váter, para dar más privacidad a quien lo esté usando o si quienes comparten habitación no tienen tanta confianza.
Sé que puede parecer una chorrez, pero el que al planificar el diseño del espacio se tuviera en cuenta la privacidad en el baño, me parece digno de elogio.
Nuestra reserva incluía el desayuno. El hotel no dispone de restaurante, así que tendréis que ir a algún restaurante cercano para comer algo o comprar algo de regreso al hotel, que fue lo que hicimos todos los días salvo el primero, que compramos algo en la crepería.
La sala de desayunos contaba con máquinas dispensadoras de zumos, leche caliente, tostadores, etc. Había fruta fresca variada, así como infusiones varias, panes variados. Me llamó la atención que tenían salchichas vegetarianas, que por cierto, estaban muy buenas. Se echaba en falta embutido como jamón y queso.
En las fotos podéis ver cómo solían ser nuestros desayunos.
Bueno, eso ha sido todo sobre el hotel. Si habéis estado en Londres ¿recordáis dónde os alojastéis? ¿Soléis reservar por Internet?
No sabéis el tiempo que llevaba queriendo escribir esta entrada, pero lo he ido dejando y como siempre, a este paso, seguiréis leyendo entradas sobre nuestro viaje veraniego en Navidad.
A diferencia de lo que hemos hecho siempre, en esta ocasión nos aventuramos a reservar por Internet. Estuvimos mucho tiempo haciendo una estupenda selección de hoteles, en una lista que luego no encontramos, así que, vuelta a empezar.
Buscar hotel en Londres es una tarea sin fin, siempre dudando entre pagar por una habitación más pequeña pero más céntrica o elegir algo más apartado pero más cómodo.
Leer opiniones tiene su riesgo también: un mismo hotel puede tener reseñas estupendas y horribles a la vez y no sabes qué hacer.
Al final, decidimos ir a lo seguro y reservar algo con el respaldo de una cadena hotelera y el elegido fue el Holiday Inn Express Earls Court. Que su nombre no os confunda, la parada de metro más cercana NO es Earls Court.
La reserva en Booking para 2 personas en habitación doble, durante 7 noches nos salió por 997 libras. En esta ocasión, sí que nos beneficiamos del desplome de la libra tras anunciarse el Brexit.
La llegada al hotel fue un poco accidentada. Nuestro plano no era muy completo, no nos dieron buenas indicaciones y tardamos bastante en localizar el hotel. Curiosamente el primer instinto de Marox al salir de la estación de West Brompton fue girar a la izquierda, al ver la torre de un hotel, que si bien no era el nuestro, estaba en esa dirección.
Al llegar, Gennaro y Tina nos ayudaron a hacer el checking. Gennaro incluso atendió a mis padres por teléfono, preocupados por sus whatsapp ignorados. ¡Es que estábamos muy ocupadas encontrando el hotel y tirando de las maletas!. Nuestros padres no hablan inglés, así que supongo que vieron los cielos abiertos cuando Tina les pasó con Gennaro, que sí que hablaba algo de español.
Nuestra habitación, la 419, estaba bastante bien. Era tranquila, estaba limpia y era lo suficientemente grande para moverse por ella, aún teniendo las maletas por ahí.
Nos llamó la atención que el secador de pelo era bastante potente: parecía uno doméstico, fijado a la pared. Incluso tenía difusor, cosa nunca vista en un hotel. Las chicas de pelo rizado también existimos, muchas gracias.
La limpieza de la habitación se extendía también al hervidor de agua: estaba tan impoluto que hasta lo usamos. En otros hoteles da asco verlo.
No teníamos minibar, así que procurábamos comprar al día o productos no perecederos. Una pena que no tengan una mininevera.
Otra pega son los colchones. Eran durísimos, tanto que Marian no pegó ojo la primera noche. A la mañana siguiente, se lo comentamos a Tina en recepción, por si había habitaciones con otro tipo de colchón, pero al ser todas iguales, nos ofreció decirle a las camareras que nos pusieran un segundo edredón encima del colchón, que suavizara un poco esa dureza. Agradecimos que buscara una solución y que se preocupara de que finalmente nos lo pusieran.
En cuanto al baño, la puerta nos pareció de lo más ingeniosa. Veréis: había un marco a la entrada del baño y otro en el espacio reservado al váter, para dar más privacidad a quien lo esté usando o si quienes comparten habitación no tienen tanta confianza.
Sé que puede parecer una chorrez, pero el que al planificar el diseño del espacio se tuviera en cuenta la privacidad en el baño, me parece digno de elogio.
Nuestra reserva incluía el desayuno. El hotel no dispone de restaurante, así que tendréis que ir a algún restaurante cercano para comer algo o comprar algo de regreso al hotel, que fue lo que hicimos todos los días salvo el primero, que compramos algo en la crepería.
La sala de desayunos contaba con máquinas dispensadoras de zumos, leche caliente, tostadores, etc. Había fruta fresca variada, así como infusiones varias, panes variados. Me llamó la atención que tenían salchichas vegetarianas, que por cierto, estaban muy buenas. Se echaba en falta embutido como jamón y queso.
En las fotos podéis ver cómo solían ser nuestros desayunos.
Bueno, eso ha sido todo sobre el hotel. Si habéis estado en Londres ¿recordáis dónde os alojastéis? ¿Soléis reservar por Internet?
Hi ladies,
You have no idea how much I'd been meaning to write this post, but procrastinating is never a blogger's friend. And at this rate, you'll continue reading about our summer holidays well into Christmas.
Unlike what we usually do, this time we took the plunge and booked online. We spent a long while compiling a list with our favourite hotels, a list that we then lost, so we had to start from scratch.
Searching for accommodation in London is no easy feat. You always hesitate between finding a really small room but centrally located or looking for something away from the hustle in the city that is roomier. Reading hotel reviews from guests has its risks, as the same hotel can get excellent reviews from some people, while horrible ones from others and you're left at a loss.
In the end, we chickened out -or played it safe- and booked somewhere backed by a hotel chain. Our chosen accommodation was the Holiday Inn Express Earls Court. Don't be misleaded by its name, as the closest underground station is NOT Earls Court.
Our reservation through Booking for 2 people in a double room for 7 nights cost 997 pounds. This time, we did benefit from the plunge in the sterling pound value after the Brexit.
Our arrival was somewhat complicated. Our map did not cover that area, we were not given good directions which combined lead to our late arrival at the hotel. Strangely enough, Marox's first instinct was to turn left when leaving the West Brompton station. She spotted another hotel building and even if it wasn't the Holiday Inn Express one we were looking for, it was located in the same direction.
Upon arriving, Gennaro and Tina helped us checking in at reception. Gennaro was kind enough to talk to our parents, worried about their unanswered whatsapp messages. Hey, we were too busy locating the hotel and dragging our suitcases!!
Our parents don't speak English, so imagine their relief when Tina put them through to Gennaro, who did speak some Spanish.
Our room, 419 was very nice. It was quiet, clean and big enough to move around even with our suitcases on the floor. We were surprised to see the hairdryer was indeed powerful: it looked like your regular hairdryer attached to the wall. It even had a diffuser, unheard of in the hotels we've stayed in so far. Curly haired girls do exist, thank you very much.
The cleanliness did not end in the room itself, the kettle was spotless enough for us to use several times. The one provided in most hotels is just filthy.
Sadly, rooms do not have a minibar, so we tried to buy our dinners every day or non-perishable items. A shame their rooms don't have a mini fridge.
Our second bit of criticism was regarding the matresses. They were rock hard, so hard that Marian couldn't sleep a wink the first night. The following morning we asked Tina whether all rooms had the same matresses and unfortunately they all did, so she suggested telling the maids to give us an extra duvet to put on top of the matress to make it a little bit more comfortable.
We appreciated her trying to find a solution and her following up on the matter to make sure we were given that extra duvet for that purpose.
As for the bathroom, the layout of the door was simply genius. You see, they had a doorframe at the bathroom entrance and another one where the toilet seat was located to give more privacy to the person using it or if those sharing a room are not that... close.
I know this may sound silly but I thought they're having given the room layout some thought when planning the space was worthy of praise.
Our reservation came with breakfast included. The hotel does not have a restaurant, so you'll have to eat out in the area or grab something on the way to the hotel, which is what we did every day except for the first.
We got a couple of takeaway crêpes from the crêperie opposite the hotel.
The breakfast room was equipped with juice-dispensing machines, toasters and hot milk. Fresh fruit, and assortment of teas and bread were also available. I was pleasantly surprised to see vegan options like veggie sausages, which were delicious, btw.
I missed having cold meat or cheese, though.
See the pics for an idea of what our breakfasts were like.
Well, that was all regarding our accommodation. If you've been to London, let us know where you stayed in the comments below. Do you book flights and hotels online?
You have no idea how much I'd been meaning to write this post, but procrastinating is never a blogger's friend. And at this rate, you'll continue reading about our summer holidays well into Christmas.
Unlike what we usually do, this time we took the plunge and booked online. We spent a long while compiling a list with our favourite hotels, a list that we then lost, so we had to start from scratch.
Searching for accommodation in London is no easy feat. You always hesitate between finding a really small room but centrally located or looking for something away from the hustle in the city that is roomier. Reading hotel reviews from guests has its risks, as the same hotel can get excellent reviews from some people, while horrible ones from others and you're left at a loss.
In the end, we chickened out -or played it safe- and booked somewhere backed by a hotel chain. Our chosen accommodation was the Holiday Inn Express Earls Court. Don't be misleaded by its name, as the closest underground station is NOT Earls Court.
Our reservation through Booking for 2 people in a double room for 7 nights cost 997 pounds. This time, we did benefit from the plunge in the sterling pound value after the Brexit.
Our arrival was somewhat complicated. Our map did not cover that area, we were not given good directions which combined lead to our late arrival at the hotel. Strangely enough, Marox's first instinct was to turn left when leaving the West Brompton station. She spotted another hotel building and even if it wasn't the Holiday Inn Express one we were looking for, it was located in the same direction.
Upon arriving, Gennaro and Tina helped us checking in at reception. Gennaro was kind enough to talk to our parents, worried about their unanswered whatsapp messages. Hey, we were too busy locating the hotel and dragging our suitcases!!
Our parents don't speak English, so imagine their relief when Tina put them through to Gennaro, who did speak some Spanish.
Our room, 419 was very nice. It was quiet, clean and big enough to move around even with our suitcases on the floor. We were surprised to see the hairdryer was indeed powerful: it looked like your regular hairdryer attached to the wall. It even had a diffuser, unheard of in the hotels we've stayed in so far. Curly haired girls do exist, thank you very much.
The cleanliness did not end in the room itself, the kettle was spotless enough for us to use several times. The one provided in most hotels is just filthy.
Sadly, rooms do not have a minibar, so we tried to buy our dinners every day or non-perishable items. A shame their rooms don't have a mini fridge.
Our second bit of criticism was regarding the matresses. They were rock hard, so hard that Marian couldn't sleep a wink the first night. The following morning we asked Tina whether all rooms had the same matresses and unfortunately they all did, so she suggested telling the maids to give us an extra duvet to put on top of the matress to make it a little bit more comfortable.
We appreciated her trying to find a solution and her following up on the matter to make sure we were given that extra duvet for that purpose.
As for the bathroom, the layout of the door was simply genius. You see, they had a doorframe at the bathroom entrance and another one where the toilet seat was located to give more privacy to the person using it or if those sharing a room are not that... close.
I know this may sound silly but I thought they're having given the room layout some thought when planning the space was worthy of praise.
Our reservation came with breakfast included. The hotel does not have a restaurant, so you'll have to eat out in the area or grab something on the way to the hotel, which is what we did every day except for the first.
We got a couple of takeaway crêpes from the crêperie opposite the hotel.
The breakfast room was equipped with juice-dispensing machines, toasters and hot milk. Fresh fruit, and assortment of teas and bread were also available. I was pleasantly surprised to see vegan options like veggie sausages, which were delicious, btw.
I missed having cold meat or cheese, though.
See the pics for an idea of what our breakfasts were like.
Well, that was all regarding our accommodation. If you've been to London, let us know where you stayed in the comments below. Do you book flights and hotels online?
Mi hermana trabajó en una empresa como la que utilizásteis. Y de hecho, cuando fuimos a Inglaterra nos alojamos en un apartamento que alquilamos por Internet, y estuvo todo fantástico: bonito, la calefacción genial, los electrodomésticos también... y no fue caro, teniendo en cuenta lo que sucede con Londres.
ResponderEliminarBESOS!
Yo estuve mirando también apartamentos, por el precio. Pero al final, no nos atrevimos, porque leíamos opiniones de todo tipo y no quisimos arriesgarnos. Parece que el respaldo de una cadena hotelera te da más garantías.
EliminarUn besazo.
Yo fui a un Holiday In en Bilbao y quedé encantadísima. Solo con el desayuno ya merecía la pena alojarse... y esque te cocinaban al momento del desayuno lo que quisieras!! Fantastico además el trato. Buen post!
ResponderEliminarSi la experiencia con esta cadena en Londres ha sido positiva, en España tiene que ser alucinante. Por lo que cuentas, así es.
EliminarUn besazo y gracias por comentar.