¡Hola de nuevo!
¿Preparadas para acompañarnos en nuestro recorrido virtual por París? En la *
primera* entrega, os hablamos de los dos primeros días de nuestro viaje.
Día 3:
Comenzamos la jornada visitando el Palacio de Versalles. La entrada al palacio está incluída dentro de la Museum Pass, pero sí que tuvimos que pagar el transporte hasta Versalles, puesto que esta localidad se encuentra a algo más de 20 kms de París y la zona quedaba fuera de la tarjeta de transporte Paris Visite que compramos.
Para llegar a Versalles, cogimos el metro hasta la estación Avenue Foch. Allí compramos los billetes, que nos costaron 3,35€ cada uno y salimos de la estación de metro y caminamos unos metros hasta la estación de trenes de cercanías RER del mismo nombre.
Llegados a este punto, nos líamos un poco con los planos de las líneas de tren, sin tener muy claro qué tren teníamos que coger. ¡Menos mal que tuvimos un poco de ayuda! Afortunadamente nos encontramos a un pequeño grupo de jóvenes brasileños que también querían ir a Versalles, así que entre todos logramos averiguar qué tren teníamos que coger.
Después vimos que había un póster con explicaciones en varios idiomas indicando cómo llegar en tren hasta el
*Palacio de Versalles*. Por lo visto, no hemos sido las únicas que se han líado con las complicadas indicaciones que había en la estación.
Os ahorraremos los quebraderos de cabeza: En la estación RER 'Avenue Foch', coged cualquier tren que salga del andén 1 y bajaros en la estación 'Champ de Mars - Tour Eiffel'. Una vez allí, id hasta el andén A y coged el tren de nombre 'Vick' (el nombre viene escrito en el rótulo electrónico frontal del tren) hasta la estación 'Versailles Château - Rive Gauche'.
El castillo permanece abierto de 9.00 a 18.30h, los jardines de 8 a 20.30 y el Gran Trianón y el Dominio de María Antonieta abre de 12 a 18.30h. Marian y yo sólo vimos el castillo.
Disponéis de audioguías gratuitas durante la visita.
El edificio en sus orígenes era un simple refugio de caza, construído por Luis XIII. El palacio sufrió una importante transformación, convirtiéndose en lo que conocemos en la actualidad durante el reinado de Luis XIV.
Tras la visita, comimos muy cerca de allí una comida baratita y típica: unos crêpes en la Crepería "Le Dolmen", situada en una pequeña plaza cercana a la estación de tren y el palacio. Tenían dos tipos de menú: entrante + crêpe plato principal + crêpe postre o helado; o bien crêpe plato principal + crêpe postre o helado, que fue la opción que elegimos nosotras.
Estaban deliciosos y para nada se nos hizo pesado, a diferencia de otros que hemos probado en España.
Están hechas de trigo sarraceno, así que los celíacos pueden tomarlos con toda tranquilidad.
De vuelta en París, fuimos a ver el que quizá sea el monumento más representativo, no sólo de la ciudad sino de todo el país: la
torre Eiffel.
Construída en tiempo récord -dos años, dos meses y cinco días- con motivo de la Exposición Universal de 1889, esta maravilla de la ingeniería y de la arquitectura, bien merece las largas colas necesarias para acceder a ella.
La entrada NO está incluída en el Museum Pass, pudiendo escoger entre comprar la entrada para acceder al segundo piso por 8,20€ o hasta el tercero por 13,40€, que fue lo que hicimos.
Por cierto que Marian, que ya había visitado la ciudad con el Instituto, no me dio opción a abrir la boca en la taquilla y rauda y veloz pidió: 'Deux billets pour le troisième étage, s'il vous plaît".
A favor de nuestros vecinos del norte, de los que solemos quejarnos mucho, hemos de decir que han sido muy amables, ayudándonos a encontrar alguna dirección o lo que fuera.
Suelen agradecer que, aunque sea mal, hagamos un esfuerzo por hablar su idioma.
Volviendo a lo que nos ocupa, podéis visitar la torre de 9.30 a 23.00. Las estaciones de metro más cercanas son Bir Hakeim y Trocadero, aunque nosotras llegamos hasta allí en el RER C (viniendo de Versalles, nos bajamos en Champ de Mars - Tour Eiffel).
Dia 4 = El día interminable
¡Mira que nos cundió este día!
Bueno, comenzamos la jornada visitando el
Sacre Coeur. La entrada es gratis para todo el mundo, aunque para ver la cúpula hay que pagar 5€ (la entrada entra en el Pass, aunque no subimos). La pena es que no se pueden hacer fotos ni video en el interior.
La basílica, de inspiración romano-bizantina, con sus dos cúpulas blancas, corona la colina de Montmartre, el punto más elevado de la ciudad. El travertino utilizado para su construcción desprende calcita, por lo que se mantiene blanca a pesar de la contaminación y la erosión.
La parada de metro más cercana es 'Anvers'.
En el barrio de Montmartre hay muchas tiendas de souvenirs, más baratas que las del aeropuerto, así que podéis aprovechar la visita para haceros con algunos recuerditos.
Nuestra siguiente parada fue en
Notre Dame, una de las catedrales francesas más antiguas de estilo gótico, aunque conserva reminiscencias del románico normando.
Su construcción comenzó en 1163 y terminó en 1345.
Destaca su magnífico órgano, siendo la plaza de organista titular de Notre Dame uno de los más altos honores a los que puede aspirar un organista.
La catedral resultó muy dañada durante la Revolución francesa y en 1864 se terminó la exhaustiva restauración a la que fue sometida.
El templo destaca también por su gran tamaño, sus vidrieras y sus rosetones. La fachada oeste alberga las gárgolas más aterradoras de la catedral, que sirven para desviar el agua de lluvia del tejado, preservando así la mampostería.
La parada de metro más próxima es Cité.
Tras la visita a Notre Dame, nos dirigimos a la
Conciergerie, palacio convertido en prisión y cámara de tortura. Allí fueron encarcelados 2780 condenados, juzgados por el Tribunal Revolucionario en el contiguo Palais de Justice, entre ellos María Antonieta, antes de ser enviados a la guillotina.
El palacio abre todos los días, de 9.30 a 18.00. La entrada entra en el Museum Pass.
La visita no lleva mucho tiempo.
Tras la breve visita a la Conciergerie, fuimos hasta la
Sainte Chapelle, situada muy cerca de allí.
Es un sitio que merece la pena visitar, una pequeña joya desconocida, llena de hermosas vidrieras y muros bellamente decorados.
El templo se compone de dos capillas, una inferior y otra superior y es uno de los máximos exponentes del periodo gótico radiante.
Es el escenario de conciertos de música clásica y fue construida para albergar las reliquias adquiridas por el rey San Luis de Francia
, por lo que ha sido considerada como un enorme relicario.
Ya por la tarde, decidimos acercarnos hasta los Campos Elíseos. Desde allí, no podéis dejar de haceros fotos con el
Arco del Triunfo al fondo.
Este enorme monumento fue construido en 1836 para conmemorar la victoria de Napoleón en Austerlitz 21 años antes. La rotonda sobre la que se encuentra, Etoile, es la mayor del mundo.
Marian y yo no subimos al Arco del Triunfo, ya que no nos seducía la idea de subir 284 escalones después de un largo día visitando la ciudad.
Y decidimos dar por terminada la jornada visitando la estatua de la Libertad.
Esta réplica está situada en la Île des Cygnes (Isla de los Cisnes), junto al puente Grenelle, y a tan solo 2 kilómetros de la Torre Eiffel, que se divisa perfectamente desde allí. La tablilla que lleva en la mano esta estatua tiene la fecha de la toma de la Bastilla: 14 de Julio de 1789, mientras que la de New York tiene grabada la fecha: JULY IV MDCCLXXV, de la de Independencia de los Estados Unidos. Es un obsequio que hizo Estados Unidos a Francia para celebrar el centenario de la Revolución Francesa, en 1889. Está hecha a escala, y mide una cuarta parte de la original, su altura es de 11 metros y está orientada al oeste, hacia su hermana en Estados Unidos.
Puede que os suene haberla visto en la película "
La Búsqueda 2: El Diario Secreto" con Nicholas Cage.
Existe otra réplica más pequeña de esta estatua en París, situada en los Jardines de Luxemburgo.
Día 5: Compras.
Sintiéndolo mucho, tendréis que esperar a otro post para conocer lo que compramos en la capital parisina.